Entrevista a Oscar Panno.

Por Daniel Perchman
21/04/2020

“Robert Fischer falleció a los sesenta y cuatro años, lo que me permite decir que vivió un año por cada casilla del tablero de ajedrez. Para él cuando se acabó el tablero, se acabó la vida”

Corría el año 1986 y hacía muy poco tiempo me habían enseñado a jugar al ajedrez. Fue un flechazo, un amor a primera vista. Entonces, llegó a mis manos una revista especializada. Eran páginas en blanco y negro de un ejemplar deteriorado. Con mucha ansiedad, la que uno tiene cuando se dirige a algo que lo hará feliz, armé el juego con endebles piezas de plástico.

En sus páginas, el Gran Maestro Oscar Panno comentaba una partida de la apertura “Inglesa”, donde él conducía las piezas negras. Explicaba cada movimiento con minuciosidad, cada idea con claridad, cada elección con el más mínimo detalle. No nos decía qué jugar. Nos enseñaba cómo plantarnos frente a una posición, cómo debíamos analizar, que aspectos tácticos y estratégicos evaluar. Recién entonces, como consecuencia de todo lo expuesto, venía la elección de la jugada.

Estamos en abril del 2020, del otro lado del charco, sin tablero o piezas entremedio, converso con una verdadera leyenda del ajedrez. 

Su palmarés es interminable. Campeón mundial juvenil en 1953, transformándose en el primer jugador sudamericano en obtener un título mundial de la Federación Internacional. Campeón argentino en varias oportunidades. Conquistó el campeonato sudamericano en 1957 y 1969, y el título panamericano en 1958. Obtuvo el título de Maestro Internacional con dieciocho años, y el título de Gran Maestro a los veinte. Representó a su país en once Olimpíadas. La Fundación Konex le otorgó el Diploma al Mérito, y la Legislatura de Buenos Aires lo nombró Personalidad Destacada de la Cultura. Ha sido profesor de decenas de jugadores consagrados.

Siento una emoción especial, debo confesarlo. No sentiría lo mismo entrevistando a Magnus Carlsen o al mismísimo Capablanca. El nombre de Oscar Panno, me transporta, como Magdalenas de Proust a aquellos quince años de edad. Estoy colocando las endebles piezas de plástico que no dejan de caerse, en un pequeño tablero de cármica. Un camino irreversible a la felicidad.

  1. ¿Quién lo acercó a la pasión por el ajedrez?

Tengo que señalar, fuera de toda duda, a mi padre. Yo tenía seis años y él trajo a mi casa un montón de juegos de salón, para que, los días de lluvia nos entretuviéramos con mi hermano. En esos juegos venía el ludo, los dados, las damas y un tablero de ajedrez con todas las piezas. Él nos dio algunas indicaciones y ahí entró el ajedrez en mi casa y en mi vida. 

A la vez, descubrimos con mi hermano, una colección de revistas Leoplán que él guardaba celosamente. Era un mensuario de literatura, y había dentro de ellas una sección de Roberto Grau denominada “Entre las torres”, donde comentaba partidas, daba consejos técnicos y contaba algunas anécdotas.

La tercera intervención de mi padre fue indirecta. Yo tenía once años y él me hizo socio del club River Plate, para que hiciéramos natación y gimnasia. Ahí descubrimos que había una sección de enseñanza de ajedrez muy organizada.

Club River Plate – Argentina.

Como un elemento más de acercamiento, puedo mencionar tres libros de ajedrez que encontré en la biblioteca de mi abuelo: “¡Peón cuatro Dama!” de Bogoljuvow, “Caro Kann” de Damián Reca y “Estratagemas y celadas en las aperturas” de un tal Jorge Marchisotti. Esa fue la primera bibliografía que tuve en mis manos.

  1. ¿Qué recuerdos tiene del primer juego propio que tuvo en sus manos?

El primer juego que tuve fue el que te mencionaba. Después, con los años, se sucedieron muchos y de mejor calidad, pero guardo un especial recuerdo de aquel primer juego que me duró muchos años y que me permitió analizar las partidas de la sección de Grau y de los libros que le comentaba.

  1. Descríbame la primera vez que entró a un club de ajedrez. Los colores y los olores que recuerda de ese club y lo que sintió usted interiormente en ese instante.

Yo diría que la contestación tiene dos vertientes. Como le comenté la sección de ajedrez del River Plate, tenía sus juegos, sus relojes y árbitros. Pero yo no lo considero un club de ajedrez.

Aquí viene la segunda veta de la respuesta, el verdadero club de ajedrez con fama mundial es el Club Argentino de ajedrez. Yo tenía quince años y acompañado por el maestro Fernando Casas, de quien me hice amigo ocasionalmente, llegué al club y pude contemplar lo que era una verdadera maravilla. En ese club, se había hecho el match por el campeonato del mundo entre Alekhine y Capablanca en el año 1927. 

Quedé muy bien impresionado y volvía siempre que podía, pues queda en el centro, en la calle Paraguay 1858. Jugué varios torneos, con buenas actuaciones y finalmente terminé jugando el campeonato del club, obteniendo el título del club durante veintiocho años, de lo cual estoy muy orgulloso.

Ahora me han distinguido como Presidente Honorario del club, lo cual para mí es un acontecimiento muy emocionante.

Club Argentino de Ajedrez.
Buenos Aires – Argentina.
  1. ¿Recuerda cuál fue la primera partida oficial que disputó?

En River Plate, cuando entré. Se jugaba un torneo de cuarta categoría para aficionados, con reloj, anotando la partida, con fiscales. Considero mi primera partida, aunque fuera un torneo de baja categoría.  Era contra un muchacho del Colegio Nacional de Buenos aires. Tiempo después me enteré que se llamaba Serengi. Jugaba bien, pero yo tenía ventaja ganadora. Como estaba acostumbrado a jugar con mi hermano, lo dejé volver atrás en unos errores que tuvo y terminé perdiendo. Eso me disgustó mucho y me prometí seguir jugando el torneo con mucho énfasis.

  1. ¿Qué tres libros de ajedrez recomendaría a un jugador que quiere mejorar su juego?

No cabe duda que “Mi Sistema” de Nimzowitch es un elemento fundamental.

El que tiene mucho prestigio también es el “Tratado general del ajedrez” de Roberto Grau, que viene en cuatro tomos. Son básicos para los aficionados que quieren entender cómo funciona el ajedrez. 

Una vez que los aficionados tienen cierto nivel, no pueden dejar de ver y analizar esos tomos que hay de Kasparov  que se llaman “Mis geniales predecesores”, donde además de contar historias y anécdotas se analizan las partidas de los mejores jugadores de la historia.

  1. Dos partidas suyas que recomendaría, preferentemente una desde el punto de vista posicional y otra desde la táctica.

Hay algunos modelos lindos de partida táctica, pero la que puedo destacar es la que jugué de blancas contra Boris Spassky, quien fuera campeón del mundo tiempo después. Fue en Gotemburgo en el año 1955, hubo algunos sacrificios y mereció alguna mención como mejor partida del torneo.

En el terreno del ajedrez posicional que es donde hay más modelos de partidas mías, puedo destacar la que jugué con Miguel Najdorf en el torneo de Mar del Plata del año 1955. Tiene un valor didáctico muy interesante para el que la quiera ver.

  1. Dos partidas en la historia del ajedrez, que lo sigan emocionando desde la belleza cuando las vuelve a ver.

Bueno, hay una enorme cantidad. Pero si tengo que elegir dos, me gustaría destacar Kasparov contra Lajos Portisch en Bruselas del año 1986. Ahí se ve a Kasparov en todo su esplendor, en su mejor momento. Además se muestra la forma de tratar la apertura, el medio juego y el final, donde es un jugador eximio.

La otra partida que elegí para mencionar, es una partida muy antigua. Se trata de Fine contra Paul Keres, creo que en Avro, en el año 1938. Allí Keres gana una apertura “Ruy López” con negras, en una combinación que no termina nunca. Recién sobre el final se ve el producido de esto y obtiene una victoria notable. A mí me impresionó mucho, aunque seguramente haya muchas partidas comparables o mejores. 

  1. Si podría elegir un jugador ideal, combinando los mejores jugadores de la historia. ¿Quién jugaría la apertura, quién en el medio juego, quién el final, y a quién pondría desde el punto de vista de su fortaleza anímica?

Sería una proposición de hacer una especie de Frankenstein ajedrecístico. Alguien que juegue bien las aperturas, otro el medio juego y otro el final. El jugador ideal, no voy a evadir la pregunta.

En las aperturas, de la época antigua, elegiría para jugar las aperturas a Botwinnik y Fischer, eran dos estudiosos muy profundos de todo lo que se jugaba. A su vez elegían muy bien las aperturas y las mejoras que podían introducir ellos.

Un poquito más modernamente sería Kasparov. Hoy en día hay que hacer la salvedad que hoy en día se controla todo por medios electrónicos, programas que verifiquen lo ya existentes.

En el medio juego si la partida es equilibrada nombraría a Karpov o Carlsen que son artífices en sacarle jugo a un ladrillo. 

Si hay una iniciativa hay que recordar a Mijaíl Tal, Ljubojevic o Stein que eran jugadores formidables con iniciativa.

En los finales antiguamente Rubistein era muy famoso, y después tenemos a Keres y Smyslov.

Cualquiera de la élite, de los top ten actuales, tienen que tener cualquiera muy buena técnica en los finales. 

Con respecto a la fortaleza anímica, cualquiera de los grandes campeones, porque es una cualidad indispensable para llegar a ser campeón. 

  1. ¿Qué cinco jugadores nombraría para entender la historia del ajedrez argentino?

Me parece un poco cruel porque hay una profusión enorme de jugadores en cada momento de la historia, con virtudes disímiles pero muy positivas.

El primero sería Roberto Grau que en el origen del siglo pasado comandó el ajedrez hasta que vino Najdorf en la Olimpíada de Buenos Aires.

Najdorf es otra personalidad sin dudas destacada.

No puedo olvidarme de nombrar a mi profesor Julio Bolbochán, que tiene muchas virtudes y más adelante Raúl Sanguinetti.

Más acá en el tiempo no podemos dejar afuera a Sandro Mareco que es un jugador extraordinario.

  1. Oscar, mencione un torneo que haya disfrutado especialmente, una ciudad para visitar, su lugar en el mundo para vivir.

Tengo que dejar asentado que en la alta competencia, los torneos no se disfrutan, en general son un sufrimiento. Pero sí podemos recordar los mejores torneos en cuanto a la mejor organización, cuidado por los detalles o atención recibida. En ese sentido pongo por delante la Piatigorsky Cup del  año 1963 en Los Ángeles. Lo dirigió Jacqueline Piatigorsky, la mujer del violonchelista. Se jugó en el Ambassador Hotel, un torneo inolvidable.

Una ciudad para visitar…estoy entre Copenhague y Gotemburgo. Me gustaría visitar las dos para definir cual me gusta más.

En cuanto a un lugar para vivir, me inclinaría por Palma de Mallorca.

Oscar Panno (Argentina)
  1. Si pudiera armar una cena con tres jugadores que haya conocido, comer, tomar vino y jugar partidas rápidas hasta altas horas, quienes serían esos tres jugadores.

Evidentemente esto me suena a amistad. Yo he conocido a muchos grandes jugadores. De los rusos recuerdo a Bronstein, Petrossian, Spassky y así sucesivamente.

En el orden de amigos para cenar, jugar y disfrutar, empezaría por lo local y elegiría entre muchos a Sergio Giardelli, éramos muy amigos y era un jugador muy talentoso. 

En el orden internacional diría Julio Ingolotti, Maestro del Paraguay, llegó a ser presidente de la federación, me he quedado en su casa y hemos sido muy amigos.

Finalmente mencionaría a Silvino García, de Cuba, que también es Gran Maestro, ha llegado a dirigir el ajedrez cubano, y además de compartir muchos torneos, hemos sido muy amigos.

  1. ¿Cómo describiría a Miguel Najdorf?

La escuela del ajedrez argentino tiene dos grande hitos. La primera a principios del siglo con Roberto Grau.

El otro comienza en el año 1939, cuando se juega la Olimpiada de Buenos Aires, y con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, queda Miguel Najdorf aquí. Impuso entonces su impronta con su gran talento y una energía desbordante. 

Tenía algunas rémoras que le impidieron despegar aún más en el ambiente internacional. Una fue vivir en Argentina, donde no se podía vivir del ajedrez profesional y había que ganarse la vida. Eso le hizo quedar segundo de Samuel Reshevsky en el ajedrez occidental. Su carácter también adolecía de algo que le impedía ser objetivo. Pero con su talento y su fuerza creó una etapa fundamental en el ajedrez argentino, imponiendo sus líneas, sus puntos de vista y dominando el ajedrez mientras pudo. Cuando terminó se alejó de la disputa internacional y se convirtió en un generoso sponsor, que el ajedrez argentino le agradecerá por siempre. Najdorf es uno hito esencial en la historia del ajedrez nacional.

Miguel Najdorf.
  1. ¿Qué recuerdos tiene de Bobby Fischer?

Tenía una personalidad muy particular. Me acuerdo que cuando vino a Buenos Aires por primera vez le preguntábamos que estaba haciendo, que iba a estudiar. El respondía: “Estudiar para qué, hay que levantarse temprano y no se gana plata.”

Era ávido de cualquier otra cosa que no fuera ajedrez, porque él tenía un desconocimiento absoluto del mundo que lo rodeaba. Tal es así que en aquella misma época salió el comentario del preso que estaba en el corredor de la muerte, Caryl Chessman, y él se interesó muchísimo y salió a buscar a un quiosco todos los libros y revistas que hablaban del tema. Era una mente virgen muy ávido de otros temas, pero,  vivía de alguna manera aislado.

Yo después tuve un distanciamiento, no con él, pues siempre nos tuvimos mucho aprecio, sino con el entorno que lo rodeaba. A raíz de que yo era muy amigo de Petrossian y cuando el vino a jugar el match contra Petrossian, se creó un cierto resquemor, no con él sino con la gente de su entorno.

Este muchacho americano fue un prodigio de los que salen cada un siglo, como Paul Morphy. Fue un autodidacta con una entrega absoluta al ajedrez. Un estudioso muy profundo, que preparó sus líneas con mucho esfuerzo. Logró destronar él solo a toda la escuela rusa. Cuando salió Campeón del mundo y no pudo subir más, se refugió en un extraño ostracismo.

Robert Fischer falleció a los sesenta y cuatro años, lo que me permite decir que vivió un año por cada casilla del tablero de ajedrez. Para él cuando se acabó el tablero, se acabó la vida.

  1. ¿Cuál es el jugador más talentoso al cual ha dado clases Oscar Panno?

Yo hace muchos años que estoy de profesor por lo que he manejado muchos chicos que han tenido mucho éxito. Pero el de más talento es Julio Granda, que se ha transformado hace muchos años en el mejor jugador de Latinoamérica. Tiene un enorme talento.

GM Julio Granda (Perú)
  1. ¿Qué personalidades destacadas en otros ámbitos conoció gracias al ajedrez?

Evidentemente que en una trayectoria tan dilatada he conocido muchas personalidades destacadas. Pero voy a elegir tres personalidades que me parecen representativas.

El primero es el presidente Juan Domingo Perón, para empezar por casa.

Después puedo mencionar a Fidel Castro en 1966, en la Olimpiada de La Habana, fuimos a una cena presidencial.

En tercer lugar voy a decir el famoso violonchelista Piatigorsky, que en su momento era uno de los dos mejores del mundo junto a Pablo Casals. Fue en el torneo en su homenaje que mencioné antes, en Los Ángeles, en el año 1963.

  1. Dígame un escritor al cual siempre vuelve Oscar Panno.

De joven mis escritores preferidos eran Howard Fast y Hermann Hesse

Una vez que descubrí a Jorge Luis Borges, nuestro Premio Nobel sin corona, se me hizo imposible dejarlo. Borges es mi favorito.

  1. Una pintura universal que lo emocione especialmente.

Me impresionó mucho las Galería Tretiakov de Moscú y el Rijksmuseum en Ámsterdam, donde he estado varias veces.

Pero si tengo que nombrar una pintura, mi favorita es “Las meninas” de Velázquez, en el Museo del Prado de Madrid.

  1. Una película en la historia del cine.

No soy cinéfilo. Pero voy a nombrar dos películas en especial que me gustaron mucho, “Odisea del Espacio” y “Heredarás el viento”.

  1. Si por un día pudiera volver a un momento específico de su vida. ¿Qué momento elegiría?

Suena contra fáctico y difícil de responder. 

Yo me animo a decir las cosas que me quedaron en el tintero. Me hubiera gustado darme cuenta de chico y aprender el idioma ruso. Por culpa de esa ignorancia nos perdemos una vertiente cultural importante y para el ajedrez sería excelente. 

Oscar Panno (Argentina)
  1. ¿Cómo definiría el ajedrez?

Siempre está la polémica si el ajedrez es ciencia, una competencia, un deporte.

Para muchos es una competencia, lo que hace que como aficionados o profesionales, se pasen mucho tiempo jugando.

Para los artistas, la vertiente de los problemas y los finales de estudio es una cosa muy linda muy parecida a la pintura o la escultura.

Yo, con un sentido más práctico, pienso que para nuestro país, la gran difusión que tiene el ajedrez aquí debe ser aprovechada como una herramienta educativa. Los niños pueden entrenar su cerebro jugando y divirtiéndose. En ese sentido he hecho un curso integral y tengo una página de internet con ese objetivo.

Bonus track 

Cuénteme maestro. ¿Qué recuerdos tiene de ajedrecistas uruguayos en tantos años?

Hablo de la fuerza dentro del tablero o de anécdotas fuera del mismo.

Hemos tenido poco trato con los uruguayos en aquella época. Hoy en día estamos mucho más cerca a través de distintas formas.

Recuerdo con mucho cariño a Walter Estrada. Era un tipo muy divertido, que tenía muchas anécdotas que ustedes deben conocer, algunas de orden criminal. Una persona muy jovial, muy amena y daba gusto pasar una velada con él.

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